Probablemente, el Metaverso ha sido una de las palabras de moda más importantes en tecnología este año. Pero, ¿qué es en realidad el Metaverso? ¿A qué nos referimos cuando hablamos de «mundo virtual» o «alternativo»? ¿Qué pretende Facebok cuando incluso ha cambiado su nombre (e identidad corporativa) por META, en relación al término de marras?
En realidad, lejos de ser una idea nueva, el Metaverso tiene su raíz en la novela de Neal Stephenson, publicada en 1992, «Snow Crash«. El término describe un mundo virtual tridimensional, poblado por «avatares», es decir, representaciones interactivas de personas conectadas. A partir de ahí, hay referencias en otras ficciones como «Ready Player One» o mi adorada «Matrix«, (la primera entrega, que quede claro), en cuanto a mundos co-existentes a la realidad que experimentamos.
El Metaverso ha sido implementado en mayor o menor medida por empresas como Second Life, que ofrecía una «experiencia inmersiva basada en una comunidad virtual», pero también por juegos como Fortnite o similares, con un alto grado de interacción y de «creación de ecosistemas». Sobre ellos se sustenta la idea de Mark Zuckerberg, del Metaverso de Facebook, que viene desarrollando desde hace un tiempo.
Bajo mi punto de vista, el Metaverso es una idea poderosa, pero, al igual que la Web, en sus inicios, debe cumplir una serie de criterios para alcanzar una masa crítica importante y transformarse, no sé si en «the big next thing», porque eso es difícil de predecir y de medir, pero sí de una disrupción importante. Los criterios son:
- Del mismo modo que Internet en sus orígenes, debe sustentarse en protocolos e infraestructuras abiertas. En el caso de TCP / IP, la facilidad de otras redes de adaptarse a estos protocolos hizo que la «red de redes» creciera de manera exponencial. El Metaverso debe estar basado en un protocolo abierto y que permita conectarse a todos los sistemas que quieran conectarse.
- Debe tener una «killer application», como lo fue la World Wide Web, para Internet, tal y como fue concebida por (Sir) Tim Berners-Lee con su visión de datos interconectados que crearan la infraestructura de información más poderosa jamás creada.
- No debe estar en un manos de una sola empresa. Jamás. Ni de un solo Gobierno. Del mismo modo que Internet ha conseguido escapar al control gubernamental y tratar de ser lo más descentralizada posible (al menos en los principios), el Metaverso debe ser también una super-esctructura por encima de gobiernos y naciones, que debe ser controlada y regulada (como lo es la propia Internet).
- Finalmente, el Metaverso debe responder a una necesidad importante, que la Web no está pudiendo cumplir en los últimos tiempos: la descentralización.
Es evidente que en los últimos años (en esta publicación hablaremos sobre estos temas en el futuro), la Web ha sufrido un proceso de centralización, fundamentalmente porque la mayor parte de los servicios aportados se circunscriben a una serie de empresas. Este proceso es el que ha dado lugar a esas «4 Internets» que parece que tenemos. La emergencia de las tecnologías Blockchain, cuya principal aplicación, el Bitcoin, es totalmente descentralizada, da pie a imaginar como puede beneficiarse el Metaverso.
Como muy bien apuntó Naval Ravikrant en Twitter:
En cualquier caso, hay todavía mucho que escribir y reflexionar sobre el Metaverso. Pasen y vean.
